El mundo de la música digital
Tiendas como iTunes, Amazon, Mixup, Ideasmusik y otras ofrecen un surtido musical tan enorme que no alcanzaría la vida entera para escucharlo. Muchos músicos se sienten satisfechos cuando sus piezas llegan a colocarse en las tiendas digitales. Sin embargo, el simple hecho de tenerlas ahí no garantiza que el público las vaya a comprar.
La gente no acude a las tiendas digitales para descubrir artistas o canciones. Entra a comprar música de la cual ya tienen información previa, obras que ya conoce y sabe que las quiere comprar. Por consecuencia, aunque los artistas hayan subido a las tiendas obras sensacionales, estas no se van a vender si el público no ha sido expuesto a ellas. Hoy no basta con tener una buena distribución, también es indispensable desarrollar estrategias de marketing efectivas para lograr la venta del producto.
Por desgracia las compañías grabadoras, que antes se ocupaban de hacer el marketing de sus productos, carecen de recursos para seguir con esa labor, y dedican lo poco que tienen a promover a los artistas de larga trayectoria y ventas comprobadas. Así, los nuevos talentos ya no cuentan con ese apoyo y ahora tienen que rascarse con sus uñas para poder figurar en la escena musical y vender sus grabaciones.
Pero así como la era digital ha causado estragos en el negocio de las grabadoras, los artistas se han beneficiado con mecanismos valiosos que les permiten hacer ellos mismos el marketing estratégico de sus obras, dándolas a conocer y generando en la gente el deseo de compra.
Cambios en los medios de comunicación y su influencia en el mundo de la música
Redes sociales como Twitter, Facebook, YouTube y otras están cobrando gran importancia porque son un camino para influenciar las decisiones de personas con gustos musicales afines a la propuesta del artista. Por medio de las redes —usándolas de forma cuidadosamente selectiva— los creadores están logrando atraer, informar y convencer a un amplio mercado potencial, todo ello a muy bajo costo.
La radio y la televisión tradicionales han ido perdiendo influencia ante el público. Ya no tienen el poder de antaño para condicionar los gustos musicales de la gente. La creciente variedad de propuestas y artistas no puede ser asimilada en el limitado espacio que ofrecen, además de que son muy caros. Por ello, los artistas de nuestro tiempo están obligados a utilizar de manera inteligente las redes sociales para hacer su propio marketing. No se trata ya de hacer un uso casual de ellas ni de emplearlas para sobar el ego de los artistas. Ahora hay que hacerlo profesionalmente.
Lo importante es comprender que tener el producto en las tiendas virtuales no es suficiente. Es fundamental exponer las obras a través de las redes sociales y lograr que la gente se interese en el artista, comprenda sus motivaciones y se convenza de la calidad del producto. Solo así, el comprador llegará a la tienda digital buscando algo que ya decidió comprar. El reto ahora para los artistas emergentes es hacer marketing o morir.